jueves, 3 de febrero de 2011

Agricultura orgánica

La agricultura orgánica es un sistema de producción que mediante el manejo racional de los recursos naturales, sin la utilización de productos de síntesis química, brinde alimentos sanos y abundantes, mantenga o incremente la fertilidad del suelo y la diversidad biológica.

Frente al sostenido crecimiento de la demanda mundial de productos de origen orgánico (cereales, papas, hortalizas, frutas, carne, leche, etc.), existen en el territorio nacional grandes posibilidades para este tipo de producción, dado que el nivel de uso de los agroquímicos no ha alcanzado valores críticos de contaminación.

Un ejemplo es la producción de leche orgánica. Para ser calificada como tal, deben cumplirse una serie de normas, entre las cuales se señalan:

  1. El grueso del forraje empleado debe ser producido ecológicamente, vale decir, sin el empleo de fertilizantes artificiales o de cualquier otra sustancia.
  2. En la formulación de alimentos balanceados, está prohibido el empleo de antibióticos, aminoácidos sintéticos y hormonas estimulantes del crecimiento.
  3. En los meses de verano el ganado debe pastar, y en la temporada invernal, debe tener acceso a corrales abiertos y cama de paja.
  4. Se permite el uso de medicamentos veterinarios, pero se requiere, después del tratamiento, un período doble del normal para proceder al ordeñe para el consumo.
  5. Para la fertilización de los cultivos forrajeros o de cualquier otro cultivo que se destine a la alimentación animal, se deberá recurrir a fertilizantes orgánicos, principalmente estiércol, con un volumen máximo permitido por unidad de superficie.

Hidroponia y medioambiente

El cultivo sin suelo es justamente un conjunto de técnicas recomendables cuando no hay suelos con aptitudes agrícolas disponibles. El esquema consiste en: una fuente de agua que impulsa por bombeo agua a través del sistema, recipientes con soluciones madre -nutrientes concentrados-, cabezales de riego y canales construidos donde están los sustratos, las plantas, los conductos para aplicación del fertiriego y el recibidor del efluente.

El cansancio de los suelos por alta carga de patógenos tras cultivos repetidos o la acumulación de iones que conllevan alcalinidad y/o elevación del tenor de sodio ha empujado a muchos productores a realizar cultivos hidropónicos o sin suelo. En cultivos comerciales -en cuanto a su superficie- se hace obligatorio seguir normas ambientales amigables con el ambiente y emplear métodos de recirculación de las soluciones volviéndolas al cultivo tras equilibrarlas y desinfectarlas o buscándoles un lugar de descarga que evite la llegada de los nutrientes efluentes al suelo, cursos de agua y a los acuíferos.

Ya existen métodos en sistemas abiertos que permiten un segundo cultivo, fijación por plantas que crecen en pequeñas lagunas de fondo impermeabilizado y otros ensayándose. Las recomendaciones de realizar cultivos hidropónicos o sin suelo solo por considerar su alta productividad y rendimiento económico, que no tengan en cuenta estos aspectos ambientales perniciosos, no son aconsejables. Los cultivos que son aptos para este método son el tomate, lechuga, repollo, pimiento y pepino.


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